"Volver, pero sin la frente marchita.
Con el corazón lleno de amargura
y los bolsillos cargados de esperanzas.
Volver, aunque ya nadie me espere
y me diga: "¡Ven!"
Volver cuando debería marcharme
y escapar cuando debería quedarme.
Volver, porque siempre antepuse
los caprichos del corazón
a los avisos de la razón."
¡Mas rescates al arte de la calle y menos capitalizaciones bancarias!
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